De la serie de uno de los cines de mi pueblo antes de que irremediablemente deje de existir.
A uno se le parte el alma al ver como el lugar que tan buenos ratos le hizo pasar en su juventud se deteriora lentamente ante sus ojos y está a punto de desaparecer. Cerrado a cal y canto, lleva haciéndolo en silencio durante muchos años y parece ser que ya llega su fin.
Y no dejo de pensar en la cantidad de movida cultural que se habría podido realizar allí si se hubiera mantenido y sus puertas siguieran abiertas.
Imágenes del día: «Muses», de Astrid Riecken, [arfotofirst en Instagram]
En eboptica, hace dos años: Sin foto por pandemia.